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La moneda misteriosa

Hoy quiero coger nuestra nave del tiempo y viajar al pasado para contaros una pequeña historia de misterio, un misterio que aún sigue sin resolver. Así pues, subid, que arrancamos motores… 

Almuñécar, 22 de diciembre de 1993, dos niños (Sonia y Juan Luis), salen felices del colegio, por fin están de vacaciones y éstas serán muy especiales ya que las pasarán en el pueblo, en Peligros. 

Emocionados comienzan a preparar las maletas junto a su madre, mientras su padre remata las últimas horas de trabajo. 

Por la tarde llegan al pueblo, y como siempre se instalan en casa de sus abuelos maternos, esa que durante algunos años fue su casa. Deshacen el equipaje y papá les llama: 

– Vamos chicos, daros prisa, que tenemos que ir a ver a los abuelos – se refería a sus padres, junto a los cuales iban a celebrar la Nochebuena por primera vez en mucho tiempo. 

La abuela los recibió feliz, y contenta les fue enseñando todo lo que tenía preparado para la gran noche; carnes, sopas, marisco y, sobre todo, dulces. Antes de irse a descansar, la abuela le dio a cada nieto una moneda de 100pts (para los más jóvenes, unos 0.60€) 

Por la mañana, Sonia se levantó y se sorprendió al ver la cama de sus padres vacía y lo que era más extraño, desecha, ya que su madre nada más levantarse hacía la cama. En ese momento llegó su abuela Carmen. 

Sonia:

– Abuela, ¿dónde están mis padres tan temprano? – preguntó la niña – Se han ido al hospital, durante la noche tu abuela se puso malita y están allí con ella – respondió Carmen. 

La niña se quedó más tranquila y sin darle muchas más vueltas desayunó y comenzó a vestirse, a esas horas el kiosco que había al final de la calle ya estaría abierto y con las 100pts que le había dado su abuela la noche anterior podía comprar muchas chuches. 

Justo cuando iba a salir Sonia por la puerta para ir al kiosco, escuchó como su abuela Carmen hablaba con el panadero – una desgracia, anoche llamaron a mi hija y a mi yerno para decirles que su madre había fallecido – escuchó decir a Carmen, – pobre mujer – contestaba el panadero. 

En ese momento Sonia decidió que jamás gastaría esa moneda de 100pts, la última que le había dado su abuela, así que tomó su moneda y la de su hermano y las guardó en una cajita en forma de corazón, dentro de una bolsita de joyería que a su ver guardó en su joyero favorito, así las tendría a mano siempre. 

Sonia tenía su joyero dentro de su cama, una cama mueble que solo abrían para dormir, y cuando se sentía triste o echaba de menos a su abuela, la abría y cogía entre sus manos las monedas para sentirse cerca de ella. 

Un día, años más tarde, Sonia, como tantas otras veces había hecho, abrió su joyero, saco la bolsita, la abrió y le quitó la tapa a esa cajita en forma de corazón, pero algo había ocurrido, la niña salió corriendo buscando a su madre 

– Mamá, mamá, ¿tú has tocado mi caja con las monedas de la abuela? – le preguntó angustiada, – No hija, yo jamás haría eso, se lo importante que es para ti, pero, ¿por qué me lo preguntas? – respondió su madre.  

Sonia casi en shock le contó a su madre:

– Verás, es que, he ido a coger las monedas como hago siempre, y sorpresa, hay tres monedas en lugar de dos –  

Su madre no sabía que decir, comenzaron a buscar respuesta a lo ocurrido, pero no encontraban ninguna explicación, todo el mundo sabía lo importante que era aquel tesoro para Sonia y no se atreverían a tocarlo. 

 

Ahí quedó la cosa, en un misterio que tal vez algún día se resolvería o tal vez no, pero lo que ocurrió años más tarde, fue lo que dejó a esa pequeña niña, convertida ya en una adolescente, mucho más desconcertada, unos tres años más tarde su madre les dio una gran noticia, estaba embarazada y llegó al mundo una nueva hermana, un miembro más de la familia, una tercera hija y tal vez ¿una tercera moneda? 

 

Esa es la pregunta que aún hoy ronda por la cabeza de Sonia, si tal vez fue su abuela quien colocó la moneda, anunciando de esa forma que pronto serían uno más, regalándole a esa nueva nieta sus últimas 100pts. 

 

Esta historia es real, muchos pensaréis que todo tiene explicación en la vida, yo a este misterio no se la he encontrado, pero tampoco quiero hacerlo, prefiero quedarme con esa idea de que mi abuela se manifestó de esa forma para decirnos que estaba con nosotros y que esperaba con ilusión la llegada de mi hermana. 

Imágen de moneda